- S. M. la Reina María Cristina
En 1886, Karl Benz lanza el primer automóvil de la historia, el triciclo Benz. La fiebre del automóvil se expande rápidamente y las clases pudientes, que eran quienes podían permitirse ese lujo, se dedicaban a adquirir, disfrutar y mostrar al resto del mundo sus automóviles. Las casas reales no iban a ser menos, incluida la española.
En 1885 a la muerte del Rey Alfonso XII, subió al trono su esposa, María Cristina de Habsburgo-Lorena, que ejercería como Reina Regente hasta 1902, fecha en la que su hijo fue coronado como Alfonso XIII. Durante este periodo de regencia, llegó a Palacio el primer automóvil destinado a servir a la Casa real. Fue encargado directamente por la propia Reina María Cristina.
La primera noticia de este automóvil aparece en la publicación francesa La Locomotion Automobile, en fecha 15 de septiembre de 1896. En el artículo, titulado El automóvil de la Reina de España, se habla de la construcción en Londres de dicho vehículo, tipo victoria, bajo las indicaciones de M. Julien, ingeniero español. Se trataría de un carruaje tipo victoria, alimentado por un sistema de baterías que se encuentra debajo del propio vehículo, con un peso alrededor de 100Kg, y que podría permitir una velocidad de 16 Km/h durante unas 60 horas (es más factible que se quisieran referir a 60Km, no horas, indudablemente). Acompaña al reportaje un dibujo del automóvil.
El 24 de diciembre de este mismo año, la publicación El Aviso, periódico científico, literario, de noticias y anuncios, publica en su sección de Notas de Sport, una nota donde se habla del encargo de S.M. la Reina Regente de un “victoria automóvil”. Las características que se citan son exactamente las mismas del artículo de La Locomotion Automobile.
A principio de 1897 son varios los diarios que se hacen eco de la noticia del Automóvil para la Reina. La noticia es la misma en todos ellos, como si de una agencia de noticias se tratara. Reproducimos aquí la publicación de El Cantábrico: diario de la mañana del día 2 de enero de 1897:
Los señores Thrupp y Maberley, de Londres acaban de construir un carruaje automóvil para la Reina Regente de España.
Su forma es la de una «victoria», sólo que en vez de ir tirada por caballos va movida por electricidad.
El motor está colocado debajo del coche. La fuerza se acumula debajo de los asientos y las baterías sistema “Julien” producen la bastante para que pueda andar el vehículo cien horas, á razón de diez millas por horas.
El interior está tapizado de cuero marroquí azul oscuro.
Las ruedas están pintadas de encarnado vivo con negro.
Lleva dos lámparas eléctricas á cada lado y una al frente.
Las ruedas de los automóviles son generalmente neumáticas, pero las de ésta tiene fuertes llantas de hierro, como las de los carruajes ordinarios, variación acordada con buen acierto por S. M., pero que dice muy poco en favor del buen estado de las carreteras de España.
Es el primer automóvil que se construye para un soberano.
El Cantábrico: diario de la mañana. 2 de enero de 1897
Posteriormente a esto, no localizamos ninguna noticia de la llegada del automóvil a Madrid, así que daremos por hecho que en este año de 1897, el automóvil eléctrico construido en Londres llegó a Palacio Real.
En dos de las noticias repasadas aparece el nombre Julien. ¿Quién es el supuesto ingeniero español Julien o Julián? La respuesta la tenemos en una noticia de la que se hacen eco varias publicaciones en mayo de 1896. En concreto extraemos de la Correspondencia de España, de fecha 31 de mayo, la siguiente noticia:
El periódico de Londres Daily Mail da cuenta en uno de sus últimos números del ensayo hecho en el Instituto Imperial, de un coche movido por una pila primaria, del cual coche es inventor el joven y notable electricista D. Ramón Gabarró y Julien, compatriota nuestro.
La prueba tuvo excelente éxito bajo todos conceptos, marchando el vehículo, que era un precioso coche victoria, á todas las velocidades, desde la más moderada á la más rápida, sin sufrir accidentes ni interrupciones.
[…]
Es inventor también de una pila seca, con fuerza electromotriz de nueve wolts y tres amperes de intensidad, fuerza que parecía increíble, pero que fue comprobada por el voltámetro.
El Sr. Gabarró no pudo conseguir protección para la pila por él inventada, y marchó a Inglaterra, donde, según cuenta El Correo Español, un sindicato de banqueros é ingenieros le compró la patente de explotación para Inglaterra en 40.000 libras esterlinas, poniendo además á su disposición cuantos elementos le fueran precisos para el perfeccionamiento y aplicación de su invento.
[…]
El coche automóvil Gabarró es de construcción ligera y elegante, y dentro de pocos días funcionará en Madrid para que lo vean cuantas personas desean conocer el invento.
La Correspondencia de España, 31 de mayo de 1896
Ramón Gabarró Julien, fue un inventor catalán, que se dedicó no solo al campo eléctrico. Entre sus patentes figuran “un nuevo sistema de precintos para evitar se pueda extraer el contenido de una botella o tarro sin romper éste o el precinto y así evitar las falsificaciones” (sí, sí, los tapones irrellenables de las botellas), “un aparato para formar el gollete de botellas y frascos” o “una máquina para precintar botellas con capsulas de plomo, estaño u otro metal blando”. También realizó pruebas en Madrid, entre 1899 y 1900, para un sistema para enviar correo a gran velocidad utilizando una especia de torpedo suspendido de la línea eléctrica. El sistema podía alcanzar una velocidad de 320Km/h!
La patente de la pila seca a la que hacía referencia el artículo de La Correspondencia de España corresponde al año 1892, y cayo en el olvido. En 1946, esa patente es citada en el trabajo que Samuel Ruben estaba realizando y que culminó en la patente US2606941 para baterías, baterías que serían fabricadas más tarde bajo la marca Duracell International, empresa fundada por el propio Ruben y Phillip Mallory.
En definitiva, podemos concluir que el primer automóvil que llegó a Palacio Real en 1897 fue construido por Thrupp y Maberley, de Londres, bajo diseño y supervisión de Ramón Gabarró Julien, con un sistema de propulsión eléctrico de su propia invención.