Que España es un país de ingenio, no vendremos ahora a descubrirlo. Si algo no existe, y lo necesitamos, pues lo fabricamos. Por eso, cuando en 1969 alguien tuvo una necesidad, se lanzó a fabricar. Pablo Muñoz Lanza tenía un taller, Chapa y Pintura Muñoz.
En aquella época modificar carrocerías era bastante habitual, y Pablo Muñoz estaba habituado. Había fabricado su propio descapotable de 4 plazas con el que había realizado su viaje de novios.
Su hijo, Pablo Muñoz Amparán, aficionado al mundo del automóvil y la competición, vio la necesidad. Carreras de resistencia en el Jarama en la que participaban automóviles de la época, Porsche, Chevron, BMW. Si un vehículo nacional conseguía participar, podía hacerse con las categoría nacional sin demasiado problema.
Tenemos la necesidad. Es hora de fabricar. ¿Qué utilizamos? Mecánica de Dodge Dart 3700, lo más potente del mercado nacional y que Pablo Muñoz tenía a mano. Y puesto que tenemos experiencia, fabriquemos la carrocería. En menos de seis meses, con la mecánica del Dart, tubo metálico, chapa, herramientas y, sobre todo, muchas horas y ganas, tenemos el resultado, el Dodge Lanza.
Puertas de ala de gaviota, parabrisas integrado con el capó delantero. Características que lo hacían especial, sin duda. La realización de la luna, por ejemplo, requirió hasta 16 muestras por parte del fabricante hasta conseguir la perfecta.
Igual de artesanal que la construcción, lo fueron las pruebas de funcionamiento, en el paseo Extremadura de Madrid. Y el Lanza funcionaba, por supuesto. Y llamaba la atención. Revisemos lo que tenemos. Motor en posición delantero-central longitudinal de Dodge Dart 3700, 6 cilindros en línea, 3690cc., 145CV, dos carburadores dobles horizontales.
Carrocería monoplaza con suspensión delantera independiente y barras de torsión. Suspensión trasera de muelles con tirantes y barra Panhard. Dirección de cremallera asistida. Frenos de tambor en ambos ejes.
La caja de cambios que llevaba el Dart 3700 donante era de tres velocidades, pero durante las pruebas de funcionamiento del Lanza, Pablo Muñoz visitó la factoría de Barreiros Diesel, presentando el vehículo a D. Eduardo Barreiros. Y de aquella visita salió con una caja de cambios de cuatro velocidades, donada por el propio Barreiros, que fue la que finalmente montaría.
Finalmente el Lanza medía 4,485m de longitud, con una vía delantera de 2,10m, trasera de 1,85m y una batalla de 2,38m, que para una altura de 1,2m daba 1005Kg. Todo el conjunto, con un ligero alargamiento del desarrollo del cambio, con un reparto de masas 50/50 y una relación peso/ potencia de 5,27Kg/CV, se estimaba que podía alcanzar los 260Km/h.
Conocido ya por la prensa, el Dodge lanza llegó a probarse en el Circuito del Jarama, donde demostró sus posibilidades. Sin lugar a dudas, su punto débil eran los frenos, que recordemos eran de tambor. La prensa del motor llegó incluso a hablar sobre la posibilidad de su fabricación, hablándose de la opción de montar una motorización más simple, a fin de rebajar costes.
El Dodge Lanza siguió circulando con Pablo Muñoz al volante, y en abril de 1971 se propuso darle una buena publicidad, se presentó a las puertas del Salón del Automóvil de Barcelona. Sin invitación, sin previo aviso. Pero el vehículo era tan vistoso, que, sin dudar, se permitió su exhibición en el Salón. Y triunfó. Obtuvo el Primer Premio en el Concurso de Elegancia de Prototipos.
Durante los siguientes dos años el coche siguió circulando y participó en el Jarama, pero no compitiendo, si no como coche de Dirección de Carrera.
En 2019 se supo que otro Pablo Muñoz, hijo y nieto de los constructores, había rescatado el Lanza y lo estaba restaurando. La falta de uso del automóvil hizo mella en el. Aunque la mecánica seguía funcionando perfectamente, la pintura y elementos interiores se habían ido desgastando. Así que Pablo, junto a su hermano César se pusieron manos a la obra.
Retoques en la carrocería, cambio de los tambores de freno por discos o doble amortiguación con muelles en el eje trasero, son algunas de las modificaciones realizadas ya. Queda retapizar el interior, colocar las tulipas de los faros delanteros, pintar en su totalidad, y algún otro detalle más para dejar el Lanza en perfecto estado. Y en ello están los hermanos Muñoz.
Sin duda es una gran noticia la recuperación de vehículos tan especiales en la historia del automovilismo español. Los aficionados pudieron disfrutar de la visión del Lanza en su actual estado en el salón Retromóvil de Madrid el pasado mes de enero.
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