5. Stahel se desquita. La carrera de diciembre.
No habría de pasar mucho tiempo para que de nuevo Barcelona se convirtiera en la protagonista de una nueva carrera de automóviles, concretamente menos de dos meses. El día 3 de diciembre de 1899, el semanario Los Deportes se hacía eco de la fiesta que la Sociedad Los Deportes estaba
preparando para el domingo día 10 de diciembre. Nuevamente convivirían carreras atléticas, bicicletas, motocicletas, automóviles, y hasta tiro con arco. Para esta ocasión se buscó un lugar prácticamente en las afueras de la ciudad, los alrededores del Hotel Pintoresco Casanovas, lugar
que así anunciaba la publicación deportiva:
Dicho sitio reúne además las ventajas de tener fácil comunicación con la urbe, por medio de magníficos caminos y de gozarse desde él de vasto panorama, ante el cual la vista se extasia y el espíritu experimenta sensaciones agradables y siempre deseadas por los habitantes de la populosa capital. Bosques nutridos, que en sus inmediaciones ocupan la falda de los cerros, embalsaman el
ambiente con todos los efluvios de las plantas agrestes que forman el pintoresco cuadro de su exuberante vegetación y, estando como quien dice, a las mismas puertas de la inmensa ciudad, antójase el sportmen transportado como por arte mágico a gran distancia de la misma y en plena naturaleza.
No hay duda que el periodista tenía una notable vena poética. Preparada ya la fiesta, el sábado día 9, debido al mal tiempo reinante, se reunió la Comisión de la Sociedad Los Deportes para analizar si se mantenía la fecha o se retrasaba una semana. Finalmente se decidió mantener la fecha del
domingo 10 de diciembre. Desde hacía días ya se podían contemplar los premios destinados a las diferentes carreras, que se encontraban expuestos en los escaparates de la camisería de los Sres. Comas y Cía., en la calle San Fernando. Se trataba de un tarjetero de metal plata oxidada,
un jarrón Nuyak y una cartera de bolsillo para la carrera de bicicletas; un centro de metal, un jarrón ‘fayance vabarois’ y un centro de porcelana para la carrera de motocicletas; un
‘copal onix’, un vaso etrusco y un violetero de metal Luis XV para la carrera de automóviles; una copa de honor de metal plata oxidada, un jarrón egipcio y una petaca con fosforera para la carrera a pie; y finalmente, unas figuras alegóricas de Sevres, una cesta de porcelana, y una copa ‘bacarrat’. Todos estos premios para primer, segundo y tercer clasificado en cada disciplina, respectivamente.
El domingo día 10 amaneció con intenso frío, pero no lo suficiente para que organizadores, participantes y público se congregaran dispuestos a disfrutar del espectáculo. Los datos
meteorológicos nos hablan de una temperatura cercana a los cero grados y un molesto viento del NNE; la sierra del Montseny se encontraba desde hacía días intensamente nevada. Según las crónicas, numerosos aficionados no quisieron perderse tan fastuoso acontecimiento, y entre los
presentes ilustres se citan a los presidentes de organizaciones deportivas tales como la ‘Unión Velocipédica Española’, la ‘Asociación Catalana de Gimnástica’, el ‘Velo Club’, o el recién creado ‘Foot-Ball Club Barcelona’. Destacar también la presencia de un ómnibus con D. Emilio de la Cuadra a los mandos.
A las 8 y media de la mañana se procedió a la salida de la carrera de bicicletas, con salida en la calle Industria, a la altura de la Fabrica del Blau, dirección a Paseo de San Juan, bajando por éste hasta la Plaza Tetuán, giro y regreso al punto de partida, con un total de 4.000 metros. El jurado de esta prueba estaba compuesto por D. Joaquín Bordons, presidente de la Sociedad de Velocipedistas, D. Alfredo Maristany, presidente del Club Velocipédico y D. Jaime Amigó, presidente del Velo-Club. Tomaron la salida cuatro corredores: Cruzate, Rolbeño, Seguí y Navarro. Cruzate no pudo concluir la carrera al sufrir un pinchazo, cruzando la línea de meta los otros tres corredores en el siguiente orden: Rolbeño, Navarro y Seguí.
A las 8 y 45 minutos debía celebrarse, según el programa, la segunda carrera de la mañana, la de ‘motociclos’. Sin embargo ésta no tuvo lugar, quizás por la falta de participantes; en cualquier caso no existe constancia de ella. Así pues, la siguiente carrera fue la de automóviles. En esta
ocasión la salida se efectuó en el paseo de San Juan, a la altura de la calle Rosellón, subiendo y girando en calle Industria, llegando al final de ésta y girando de nuevo hacia Paseo de san Juan, llegando a la Plaza Tetuán y nuevo giro hasta el punto de partida, completando un recorrido de
aproximadamente 4.000 metros.
El punto de partida en el Paseo de San Juan coincidía con las instalaciones de la empresa de Emilio de la Cuadra. Tomaron la salida 5 participantes, los previamente inscritos Sres. “Lacuadra, Vellino, Prieto, Llorens y Stahel”. Desconocemos si este Sr. Lacuadra que figura entre los inscritos tiene algo que ver con D. Emilio de la Cuadra, incluso si pudiera ser él mismo. Lo que está claro es que su empresa, la Compañía General Española de Coches Automóviles, estaba plenamente representada, por el ingeniero Carlos Vellino, y por su Director Comercial, Herman Stahel. El jurado de esta prueba estaba compuesto por D. Luis Bosch, D. Enrique de la Cuadra y D. Ricardo Fradera.
Del resultado de la carrera sabemos que el ganador fue Herman Stahel y segundo Carlos Vellino. La publicación El Automovilismo Ilustrado ofrece un tercer clasificado, Ricardo Llorens. Parece que el resto de participantes no llegaron a completar el recorrido. Respecto a los vehículos utilizados, podemos sacar alguna conclusión de lo publicado en El Automovilismo Ilustrado:
llegando los primeros los chauffeurs M. Herman Stahel en un dos à dos, M. Carlos Vellino en una elegante victoria y D. Ricardo Llorens en un confortable velocípedo.
Parece lógico que Stahel y Vellino condujeran automóviles La Cuadra o Benz, la marca representada por Emilio de la Cuadra. En el primer supuesto se trataría de un automóvil eléctrico, el primero que fabricó la empresa, pero por las pocas imágenes que tenemos de éste, no se trataría de un ‘dos à dos’, ni tampoco de una ‘elegante victoria’. Una suposición sería que la descripción que nos ofrece El Automovilismo Ilustrado no se refiere a las carrocerías, si no a los modelos, con lo que nos encontraríamos con tres modelos Benz: un Dos-à-Dos, un Victoria y un Velo, es decir, dos de los modelos que ya participaran en la carrera del mes de septiembre, más un tercer modelo, el Dos-à-Dos, modelo aparecido en ese mismo año de 1899 y que no sería descabellado pensar que la empresa De La Cuadra lo utilizara en este carrera para hacerle publicidad, o simplemente para probarlo.
En lo que al recorrido en sí de la carrera se refiere, teniendo en cuenta mapas de Barcelona de la época y la longitud total de la prueba, cabe suponer que ‘el final de la calle Industria’ debería situarse cerca del actual Hospital de San Pablo, a la altura de las calles Cartagena, Dos de Mayo o Independencia, ya que a parte de darnos los aproximadamente 4.000 metros de la distancia de la prueba (en realidad algo más), el Hotel Pintoresco Casanovas se situaba en la parte alta de lo que hoy en día son las instalaciones de dicho Hospital de San Pablo.
Tras la carrera de automóviles, se desarrolló la carrera a pie, sobre un recorrido de 800 metros, desde La Fábrica del Blau hasta el inicio de la calle Industria y vuelta. Participaron 8 corredores, resultando vencedor Cruzate (que había participado en la primera carrera de bicicletas, pero no pudo concluir por un pinchazo). Segundo cruzó la línea de meta Hans Gamper (futuro presidente del F.C. Barcelona que se había creado días antes), y tercero Narciso Rolbeño, el ganador de la carrera de bicicletas.
Tras esta carrera, organizadores, deportistas y público, se dirigió al Hotel Pintoresco Casanovas, donde se celebraría una comida. La mayoría de personas se dirigió caminando, pero una minoría ‘afortunada’, entre los que se encontraba la Junta Directiva de la Sociedad Los Deportes (organizadores del evento), pudieron desplazarse a bordo del ómnibus La Cuadra, conducido por el propio D. Emilio de la Cuadra. Se trataba de un vehículo con capacidad para 12 personas, y del
que la prensa destacó que superó sin problemas una pendiente del 18% para llegar al Hotel. Así lo contaba el periodista Ramón Compte en El Automovilismo Ilustrado:
Terminadas las carreras dirigiéronse los excursionistas al Hotel Casanovas, venciendo la conocida cuesta de la Rabasada que marca una pendiente de un máximum de un 18 por 100, varios de ellos, siendo el primero un sólido y cómodo break de doce asientos ocupado por la comisión permanente de la «Sociedad Los Deportes» y guiado por su propietario D. Emilio de la Cuadra, gerente de la Compañía general española de coches automóviles. El break del Sr. la Cuadra, que tan poderosamente llamó la atención del público en el paseo de Gracia y Parque, tiene una máquina
de dos cilindros y 15 caballos, ruedas de cautchouc macizo, tres velocidades y contramarchas. El carruaje resulta elegante, cómodo y muy útil para casas de campo y servicio de viajeros
Según esta descripción, y la imagen que acompaña la crónica, se trataba sin duda de un Benz Break, dotado de motor bóxer de dos cilindros y 15CV y que se fabricaba en versiones de 8 a 12 plazas. Se fabricó entre los años 1898 y 1901.