Francisco Serramalera Abadal, más conocido simplemente como Paco Abadal, nació en Manresa, Barcelona, en 1875. Fue un reconocido ciclista profesional a finales del siglo XIX, llegando a ser campeón de Catalunya y subcampeón de España. Gracias a estos éxitos, se hizo con un pequeño capital y se introdujo en el mundo del automóvil, en todas sus facetas: aficionado, piloto, comercial y constructor.
En 1902 abrió el Autogarage Central en la calle Consejo de Ciento de Barcelona. Dedicado a la venta, reparación y mantenimiento, como no, de bicicletas y motocicletas. Vio rápidamente el negocio en el mundo del automóvil y comenzó a moverse, consiguiendo la representación para Cataluña, Valencia y Baleares de la marca Berliet. Poco después incorporó la representación de Clement, y de las motocicletas Werner y Alcyon. Entabló por aquel entonces contacto con un entusiasta del automóvil, el pintor Ramón Casas, a quien encargó un cartel para su nuevo negocio.
Nada más crearse la empresa Hispano-Suiza, Abadal consiguió hacerse con un concesionario de la nueva marca, en agosto de 1904. Se convirtió enseguida en uno de los principales defensores e impulsores de la marca. A finales de ese mismo año, con un T20, hizo debutar a Hispano-Suiza en el mundo de la competición, consiguiendo el récord en la subida a la Rabassada. Completó el recorrido de 6,5 Km. en un tiempo de 8 minutos y 25 segundos, a un promedio de 46 Km/h.
En abril de 1905, aabedor de que el Rey D. Alfonso XIII, gran entusiasta de los automóviles, va a realizar una subida al castillo de Sagunto, se desplazó con un T20 hasta tierras valencianas. Esperó a la comitiva real al inicio de las rampas de ascensión al castillo. Una vez la comitiva hubo pasado, arrancó y se permitió el lujo de adelantarles con total facilidad, esperando en la cima.
De esta curiosa forma Abadal consiguió que el Rey se interesase por el vehículo y que a partir de ese momento se convirtiera en un incondicional de la marca española. Algo más tarde, en mayo de 1906, organizó y encabezó una caravana de automóviles que desde Barcelona acudió a Madrid a rendir homenaje a Alfonso XIII ante su inminente boda.
Hombre de negocios y con gran visión, en 1906 montó una escuela para conductores, probablemente la primera autoescuela de Barcelona. Como el negocio marchaba muy bien, en 1907 se asocia con el también empresario barcelonés Pedro Homet. Amplió el negocio y lo trasladó a la calle Aragón y a la plaza Letamendi, con el nombre F.S. Abadal y Cía. En la plaza Letamendi tendrá su cuartel general, donde en los próximos años desarrollará su actividad como constructor. En un primer momento se dedicó a la construcción de carrocerías, así como al mantenimiento de los vehículos Hispano-Suiza que vendía. Recordemos que en esa época los automóviles se acostumbraban a entregar sin carrocería, y el propietario acostumbraba a encargarla según sus gustos y presupuesto a diferentes carroceros.
Poco a poco, Abadal empezó a madurar la idea de construir sus propios vehículos, pero como no poseía las infraestructuras necesarias para la construcción del vehículo completo, entabló negociaciones con la empresa belga Automobiles Impéria. Impéria se dedicaba a la construcción de automóviles desde el año 1906, y Abadal era su representante en España. En 1912 se llegó a un acuerdo por el cual la empresa belga construiría los motores y chasis que entregará a Abadal, que se encargará de carrozar los mismos en sus talleres de la plaza Letamendi.
De esta forma empieza la historia de los automóviles bajo la marca Abadal y Cía. Hará su presentación oficial en el Salón de París de 1913, con un modelo denominado Tipo 45, con un motor de 4 cilindros de clara inspiración en el tipo Alfonso XIII de Hispano-Suiza, exactamente con las mismas cotas: 3.619 cc (80×180 mm) y distribución en T con doble árbol de levas lateral.
Poco después se presentaría otro modelo, el Tipo 15/30, con la cilindrada rebajada a 3.016 cc al recortar la carrera hasta los 150 mm. Los Abadal causaron muy buena impresión y rápidamente se creó una red de concesionarios, tanto en España como fuera. En Portugal, por ejemplo, tuvieron un gran éxito y se vendieron algunos ejemplares. Se llegaron a anunciar nuevos modelos, pero en 1914 estalló la Primera Guerra Mundial, Bélgica es ocupada y el suministro de los Abadal es interrumpido.
Los talleres de la plaza Letamendi continuaron trabajando hasta que se carrozaron todos los chasis, cesando a partir de ese momento la producción de la marca Abadal. Se llegaron a producir alrededor de 300 unidades. Queda constancia de dos unidades supervivientes a día de hoy, una en el Museo de Caramulo de Portugal, y otra en manos de un coleccionista catalán.
Como dato curioso, señalar que tras la Primera Guerra Mundial, en 1920, la empresa belga continuó con la fabricación de vehículos bajo la denominación Imperia Abadal y con la colaboración del mismo Paco Abadal. En concreto se fabricaron dos modelos: un 8 cilindros en línea de 6 litros, y una versión sport de 3 litros y 4 cilindros. Un ejemplar de este último modelo fue el ganador del Gran Premio de Bélgica del año 1922, en el circuito de Spa. En el año 1923, y ante el escaso éxito comercial, se cesó la producción de los dos modelos y se abandonó definitivamente la denominación Imperia Abadal. Se calcula que se construyeron unos 170 vehículos, aunque no existe constancia de que haya sobrevivido ninguno.
Pero Francisco Abadal no es un hombre que se dé por vencido al menor contratiempo y continúa pensando y trabajando en fabricar sus propios vehículos. Así entra en conversaciones con la marca americana Buick, de la cual obtiene la representación en España. Además llega a un acuerdo para que la empresa le suministre chasis y mecánica del modelo D 45, a los que Abadal dará su toque personal. Así, en 1917, nacen los Abadal-Buick.
La mecánica era la del modelo D 45 de Buick, con algún pequeño cambio como la sustitución del ventilador de acero por uno de aluminio fundido en una pieza. Se trataba de un motor monobloque de 6 cilindros y 3.447 cc., cigüeñal con cuatro puntos de apoyo, refrigeración por bomba de agua, cambio manual de 3 velocidades, arranque eléctrico, y que daba una potencia de 45 HP.
Abadal comercializó 2 modelos del Abadal-Buick, el modelo DX 44 y el DX 45, una versión con la cilindrada aumentada a 3.829 cc a base de aumentar el diámetro a 85 mm. Los Abadal-Buick tuvieron una brillante participación en varias competiciones de la época, destacando en 1919 los récords en las subidas a la Cuesta de las Perdices y a la Cuesta del Guadarrama.
Aparentemente, sobre 1920, se finaliza la producción de los Abadal-Buick, quizás debido a la nueva colaboración con Impéria en Bélgica. En 1927, se establece en Málaga General Motors Peninsular S.A. que se encargará de la comercialización de la marca en España. Se calculan en unas 500 unidades los vehículos producidos en estos 3 años. Si que existe constancia de algunos de estos vehículos que han llegado a nuestros días, algunos incluso todavía compitiendo, como el caso del ejemplar del piloto de rallyes Antonio Zanini.
Todavía hubo un último intento por parte de Francisco Abadal de tener su marca propia. En 1930, nuevamente aparece un Abadal. Como ya hemos comentado, Abadal era un hombre inquieto y de negocios, y por aquellas fechas tenía la representación de la marca americana Hupmobile. Con uno de los vehículos de dicha marca procedió a efectuar algunas modificaciones y lo dotó de su propia carrocería.
En el apartado mecánico se trataba de un motor de 6 cilindros y 3.500 cc. refrigerado por bomba de agua y con engrase a presión, cambio de velocidades manual de 4 marchas y suspensión con 4 muelles semielípticos. Se construyeron algunos ejemplares de ese modelo, aunque no se sabe cuántos a ciencia cierta. La falta de demanda parece estar detrás del cese de este modelo, el último intento de Paco Abadal y el final definitivo de la marca.
En 1927, Abadal y su suegro, Joaquín Durán, solicitan los permisos al Ayuntamiento de Barcelona para construir una casa en una finca en la confluencia de la Avenida Alfonso XIII (actual Avenida Diagonal) con la calle Capitán Arenas. Dicha casa acabará siendo el Palacete Abadal, obra del arquitecto Adolf Florensa, y donde vivió la familia desde 1930. En 1936, con el inicio de la Guerra Civil española, Abadal, junto a su familia, se exilia, fijando su residencia en el Reino Unido. En el verano de 1939, tras concluir la Guerra, regresan a Barcelona, donde en el mes de diciembre fallecería Francisco Serramalera Abadal. Los negocios de Paco Abadal continuaron funcionando, pero ya sin su personal empuje, acabaron cerrando a mediados de los años 50.
Más información:
- Asociación Cultural Paco Abadal. Página de la Asociación Cultural Paco Abadal, creada con motivo del centenario de la marca, en 2013.