Francisco Anglada. El mecánico del sur
Francisco Anglada Gallardo, nació en Málaga en 1865. De profesión mecánico, trabajaba en la Central Eléctrica del Puerto de Santa María, en Cádiz. En 1896 decidió dejar su trabajo y montar su propia empresa dedicada a la construcción de bicicletas; así lo hizo estableciendo un pequeño taller en su propio domicilio y fabricando las bicicletas bajo la marca Hércules.
En 1901 decidió ampliar el negocio con la ayuda de dos socios capitalistas, Juan Osborne y Carlos Scandella, apareciendo así la Fábrica de Automóviles Anglada. Realmente el negocio era muy amplio y abarcaba bastante más que las bicicletas y los automóviles, o eso es lo que parece por la publicidad de la época: «Anglada, fábrica de bicicletas y automóviles. Taller de maquinaria, construcción de máquinas de vapor, construcción y reparación de toda clase de aparatos industriales y agrícolas, cerrajería mecánica. Presupuestos a quien los solicite. Cielos, 30. Puerto de Santa María».
Y no es de extrañar que la fabrica Anglada pudiera dedicarse a tantos trabajos, pues tenía fundición, hornos de hierro, bronce y otros metales, máquinas de fresar, planear y limar, tornos de precisión, y talleres de carpintería, tapicería, barnizado y esmalte, es decir, poseía todo lo necesario para construir un automóvil completo: chasis, motor y carrocería.
Los motores que equipaban a los Anglada parecen ser de construcción propia (así lo destaca la publicación La correspondencia de España, que remarca que se trata de un automóvil totalmente español, a excepción de los neumáticos), y podían ser de uno, dos, o cuatro cilindros, con potencias que oscilaban desde los 6 hasta los 24 CV. Sus precios iban desde las 3.500 hasta las 12.000 pesetas. Se destacaba el trabajo realizado por Anglada sobre las válvulas, que eran de alza variable y fácilmente accesibles, o sobre el carburador, calentado por agua y que funcionaba por pulverización. Todo hace apuntar que Francisco Anglada era un mecánico sobresaliente.
El primer vehículo sale del Puerto de Santa María en 1902. En 1903 Anglada tiene toda una extensa red de distribución de sus automóviles y se cuenta que en ese año, a bordo de uno de sus automóviles, el propio Francisco Anglada recorre a lo largo y ancho de toda España más de 6.500 kilómetros para visitar a sus diferentes distribuidores y demostrar las ventajas de sus automóviles.
Los Anglada pronto cobraron buena fama, y no solo los clientes provenían de Andalucía, sino también de Aragón, Catalunya o Extremadura. Se ha dicho que uno de los clientes de Anglada fue la Casa Real española, que, según la prensa de la época, adquirió a mediados de 1904 un Anglada de 24 HP; se trataba de un descapotable con capacidad para cuatro pasajeros, motor de 4 cilindros, con caja de cambios de tres marchas adelante y marcha atrás.
Y decimos según la prensa, porque a la vez se anuncia la compra de un Panhard también de 24HP, vehículo que si aparece en algunas fotografías, mientras que no existe ninguna constancia gráfica ni escrita del Anglada más allá de la noticia de su adquisición. Ni siquiera en un reportaje que aparece en diciembre de 1905 donde se hace recuento de los automóviles en palacio, se cita el Anglada. Tan solo se nombran un landaulet Gallia eléctrico de la Sociedad Eléctrica de París, los dos Panhard, de 10 y 24HP, y un Renault de 14HP.
El concesionario que anunció la venta fue el Autogaraje Términus. ¿Quedó el Anglada eclipsado por el Panhard que llegó en la misma época a Palacio? ¿Fue una maniobra publicitaria del concesionario? En cualquier caso, Autogaraje Términus incorporó a su publicidad la leyenda Proveedores de la Real Casa a partir de mayo de 1904.
La fama de los Anglada traspasó fronteras, y fue el primer exportador de automóviles español, llegando sus automóviles a Uruguay y Argentina, siendo un Anglada de dos cilindros el primer automóvil que circuló por las calles de Montevideo en 1903, adquirido por los Sres. Soto Hernández y Cía. En el momento cumbre, la empresa llegó a contar con 40 empleados y el proceso de fabricación era totalmente artesanal.
A finales de 1905, la publicación La correspondencia de España, anuncia un sorteo entre todos sus lectores para enero de 1906, y cuyo primer premio será precisamente un automóvil Anglada, concretamente «un coche automóvil de cuatro asientos, carroza «Tonneau» forrado y pintado con todo lujo; motor de dos cilindros 10 CABALLOS, tres velocidades y marcha atrás en una sola palanca. Con los siguientes accesorios: dos faros con regenerador, un farol pequeño para atrás, una caja de reparaciones, una caja con herramental, dos inyectores, una bocina con tubo de metal, una bujía de repuesto y un gato». Su valor se sitúa en 7.500 pesetas y se trata, según la publicación, del vehículo número 43 de los fabricados hasta esa fecha.
De nuevo en este inicio de la industria automovilística española, los problemas financieros hacen su presencia, y a pesar del éxito de sus vehículos, la fabricación artesanal no resulta rentable, y menos aún a los bajos precios que se intentan vender los vehículos para competir con los automóviles extranjeros.
Así, Anglada se ve obligado en un principio a trasladar la fábrica a Córdoba y más tarde, en 1908, a cerrarla de forma definitiva. Podemos calcular que en total se fabricarían alrededor del medio centenar de vehículos. Francisco Anglada se trasladó finalmente a Madrid, donde abrió un taller de reparación de automóviles. Murió en 1917, dejando una amplia descendencia: 14 hijos.
Más información:
- Historia del automóvil en Málaga. Artículo sobre Francisco Anglada y su fábrica de automóviles.